El éxito en Massachussetts

2022-09-17 10:45:40 By : Mr. Gavin Chen

Agustín Melero Pérez es un jiennense del barrio de Santa Isabel. Tras estudiar en el instituto Auringis, prosiguió su formación en Málaga, donde hizo Ingeniería Industrial, la superior, de cinco cursos. Más tarde completó un máster en la Universidad Pontificia de Comillas.

“Siempre he estado motivado por trabajar en el sector de la energía y contribuir a solucionar los problemas globales en esta área”, confiesa. En este sentido, prestó servicio en cometidos relacionados con la nuclear en Italia y, luego, Eslovaquia. Más tarde le llegó una oportunidad en el mundo de las renovables, como gestor de proyectos de construcción de parques eólicos, primero terrestres y luego marinos, en Boston, en la costa oriental de EE UU.

Melero, que lleva fuera de España desde 2010 y en Massachussets desde 2017, había estado antes en Norteamérica. De hecho, en 2008, conoció a su esposa, Claudia García, natural de Tennessee y con raíces mexicanas. El profesional, de 37 años, se siente afortunado de su vida, en lo laboral y lo sentimental.

Considera que Boston, presenta “un buen balance entre los dos continentes”, pues esta urbe, una de las más antiguas de Estados Unidos cuenta con una notable influencia europea, sumada a las oportunidades que caracterizan a EE UU. En cuanto al clima, considera que es interesante, pues las cuatro estaciones están muy marcadas y se aprecia la transición entre cada una. A eso se suma la frecuencia con que recibe la visita de su familia más directa o la visita en Jaén.

Reside en Malden, un población del área metropolitana de Boston. Valora la amplia oferta, con presencia de puerto y playa a un cuarto de hora, así como una oferta cultural única. La capital de Massachussetts es muy cosmopolita, hasta el punto de que en la guardería de su hija, de dos años y tres meses, se usa el chino mandarín como lengua principal. “Es una exposición tan grande a cultura y diversidad. No hay nadie que repita origen. En mi barrio, los de abajo son de Haití, los de arriba de origen irlandés y los de enfrente de Vietnam, y también tengo bastantes españoles cerca.El español más cercano a mi casa es de San Fernando y vive a cinco minutos”, apunta. Resalta la presencia de compañías como Santander o Mapfre e Iberdrola, a través de su filial americana —Avangrid— en la que ahora trabaja.

Pone de relieve la pujanza económica y las oportunidades de empleo. “Aquí no hay paro. Cada semana me llega, como mínimo, una oferta de trabajo”, señala. No obstante, admite que existe inflación, aunque atenuada por el dinamismo que caracteriza a sociedad bostoniana. “Nadie no quiere trabajar aquí. No hay cultura de los subsidios y las ayudan se dan para el desarrollo económico, por ejemplo para que instales una batería o placas solares, lo que, a su vez, beneficia a las empresas locales”, argumenta en referencia a la filosofía del país.

Aparte de la belleza de la ciudad, con múltiples monumentos que recuerdan batallas y acontecimientos —allí se originó la revolución que dio lugar a la independencia de Estados Unidos—, Melero menciona la importancia de la educación, con la presencia de universidades de prestigio mundial, como Harvard o MIT. La cercanía del aeropuerto facilita las conexiones con el resto de Norteamérica y con Europa. Por lo que atañe a los deportes, en Boston sobresalen cuatros grandes equipos de béisbol, fútbol americano, hockey y baloncesto. Además, es el escenario de la famosa maratón, que se ha convertido en un símbolo de la ciudad, especialmente después del fatal atentado de 2013. Desde ese paraíso de calidad de vida, Melero dice echar de menos a la familia, los amigos y la comodidad de Jaén, cuestiones como pasar un buen rato en una terraza o dar un paseo por las montañas cercanas a Jaén. Son pequeñas cosas que, a su juicio, suponen “tocar la felicidad con las yemas de los dedos”.

Una de las mayores satisfacciones del jiennense es haber vivido, hace solo unos días, en su ciudad de residencia una onomástica muy especial. Por primera vez pudieron conmemorar San Agustín, su santo, él mismo, con su padre y el pequeño Agustín Alejandro, de solo unos meses. Fue una jornada de dicha.

Uno de los momentos señalados, cada año, en Estados Unidos, es el Día de Acción de Gracias —Thanksgiving Day—, que se conmemora en el mes de noviembre. Son momentos para disfrutar con los allegados del típico pavo asado. La fiesta nacional es uno de los elementos que aglutinan a quienes viven en Norteamérica.

Incluso al lado de la costa, como ocurre en Boston, es habitual que la nieve caiga en espesores considerables durante varios meses. Eso no detiene la vida laboral ni la familiar, ya que las casas están perfectamente equipadas. De esta manera, las escenas típicas navideñas se dan tanto en esta como en otras épocas del año.

Al matrimonio Melero García le encanta pasarlo bien en el tiempo libre del que dispone. Por eso suelen salir con sus hijos pequeños para hacer cosas juntos, como visitas al parque. Además es habitual que el jiennense vaya con los niños, por ejemplo, a correr junto a un lago, menester para el que usa un cochecito doble.

n Como experto —es director de ejecución de proyectos eólicos marinos en su compañía, con los que prepara el desarrollo de dos plantas de 2.000 megavatios de potencia instalada total—, Agustín Melero tiene una opinión sensata y muy certera acerca de la actual situación internacional de carestía energética. A juicio del profesional jiennense, la solución al problema de la energía requiere de varios ingredientes indispensables. “Se conseguiría atacando este reto por muchos frentes, trayendo al mix de energía, fuentes sostenibles y reforzando la capacidad de producción con fuentes no convencionales como la nuclear. Lo principal es aumentar la concienciación de que la energía más limpia es la que no se consume. Esto no puede solucionarse solo desde el lado del generador, sino como sociedad de ciudadanos responsables”, dice. Aboga por consumir menos y adaptar la manera de vivir a un mundo en que la energía es limitada y finita, con un precio ambiental notable. O sea, cada uno debe poner de su parte. Él tiene paneles solares en casa, conduce un coche híbrido y va en patinete eléctrico al trabajo.

Años de distancia de España han ayudado a Agustín Melero Pérez a reforzar su identidad. “Vaya donde vaya soy de Jaén a muerte. Conforme pasa el tiempo se me nota más el acento”, manifiesta. En este sentido, destaca que en su lugar de trabajo, en el centro de Boston, dentro de la oficina tiene un cuadro enorme de un olivos. Resalta que suele explicar lo que es la provincia jiennense con el símil del mar de olivos, que ve apropiado, porque las extensiones pobladas de este árbol, en muchas zonas, se extienden más allá de lo que alcanza la vista. A Melero le encanta tener siempre a su disposición oro líquido procedente de una cooperativa de Jaén, algo que lo une con sus orígenes.

Con vistas al futuro, tiene claro que quiere volver a España, un horizonte, que, en principio, sitúa dentro de unos años. No obstante, se siente muy a gusto e integrado en la ciudad norteamericana.

En su examen de lo que ha sido la pandemia de covid-19, Agustín Melero subraya que, aparte de la desgracia que ha supuesto, con numerosas muertes, en el plano personal ha habido satisfacciones. La principal, el nacimiento de sus dos hijos, —Clara María y el todavía bebé Agustín Alejandro— que son “covid babies”. Las propias circunstancias, entre ellas el teletrabajo, le permitieron disfrutar de los niños de una manera extraordinaria.

El jiennense remarca el civismo que existe en Boston, de manera que la población tomaba medidas de protección y para evitar contagios más por iniciativa propia que por imperativo legal. “Me he sentido seguro”, remarca. Boston y el resto de Massachussetts no son, ni de lejos, las áreas de Estados Unidos más afectadas por la pandemia. De hecho, el impacto de este problema sanitario ha sido más bien limitado en la economía.

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