La sequía y el alarmante descenso del caudal de ríos amenazan la economía global

2022-09-10 11:24:17 By : Mr. Jianbin Ge

Sábado, 10 de Septiembre de 2022

REUTERS/THOMAS PETER  -   Vista de los puentes que atraviesan el cauce parcialmente seco del río Jialing, un afluente del Yangtsé, que se acerca a niveles de agua mínimos en Chongqing, China, el 18 de agosto de 2022

La sequía en ríos importantes supone un problema logístico y económico internacional.

El mundo atraviesa una crisis económica general en la actualidad debido a asuntos como la inflación disparada en muchos países o la crisis energética que se deriva de la invasión rusa de Ucrania y las sanciones impuestas posteriormente al país presidido por Vladimir Putin, lo cual ha afectado a los precios del gas y el petróleo de modo generalizado. Escenario que agrava más todavía una difícil situación que se arrastraba ya en parte desde el estallido de la pandemia de la COVID-19.

Ahora, la peor sequía en décadas está causando estragos en muchos ríos generando varios problemas que profundizan en la delicada situación económica mundial. En este contexto, el fuerte descenso del caudal de varios de los ríos más relevantes del mundo está generando un importante desafío económico, planteado por el cambio climático que se padece actualmente. 

La ola de calor y sequía que atraviesan diversos países y que afectan a sus vías fluviales más importantes influyen negativamente. Ríos de gran importancia en el mundo, como el Yangtsé en China o el Rin en Centroeuropa, han visto cómo su caudal ha descendido alarmantemente y eso afecta al transporte de suministros por barco, por ejemplo. El caso del río Rin es representativo porque el nivel de su cauce ha descendido una tercera parte y se ha reducido el transporte por barco en un 30%, lo que ha obligado a buscar otras vías de aprovisionamiento más costosas o menos efectivas para grandes cargas, como el transporte por carretera. Una situación que provoca grandes problemas en la cadena de suministro y hace que no lleguen determinados productos a tiempo a otros países, o que directamente no alcancen su destino; como puede ser el caso de microchips o semiconductores básicos para la industria tecnológica o incluso de la automoción. Un problema de desabastecimiento que afecta a la industria de muchos países receptores. Y ya se sabe que, si aumentan los costes de producción en la industria o hay escasez de determinados productos por falta de aprovisionamiento de materias primas o similar, entonces el precio final se incrementa de una manera exponencial. Algo que agrava sobremanera el actual panorama marcado por la fuerte inflación reinante. 

El escaso nivel de agua de los ríos está afectando también especialmente al envío de suministros de combustible en el centro de Europa. Las dificultades de buques de carga en el Rin afectan a la llegada de carbón y petróleo a Alemania y otras naciones vecinas justo en un momento difícil marcado por los cortes de gas natural que Rusia está aplicando tras las sanciones recibidas de la Unión Europea en respuesta a su invasión de Ucrania. Los grandes navíos que utilizan las rutas centroeuropeas son vitales por el transporte de diversas mercancías y materias primas necesarias para diferentes destinos globales. 

Hay más problemas además del relativo al transporte. La ola de calor y bajada del caudal fluvial de los ríos también está provocando una reducción de la producción eléctrica que se sirve de estos para su aprovisionamiento; como ocurre con las centrales hidroeléctricas, en cuyo funcionamiento el agua participa accionando las turbinas, lo que genera energía mecánica; el agua sale de ellas a un canal de desagüe, a través del cual se devuelve al río. Directamente conectado a la turbina está el generador eléctrico rotativo (alternador), que es el que convierte la energía mecánica recibida por la turbina en energía eléctrica. Teniendo en cuenta este sistema, el agua es vital en muchos casos para poder producir electricidad. 

Por su parte, las centrales nucleares, básicas también en el sistema energético de muchos países, también dependen del caudal de ríos para su correcta refrigeración. 

Ante la situación actual, algunos países se ven muy afectados por el descenso de los caudales de agua. Noruega, uno de los principales exportadores de electricidad de Europa, ya planteó limitar sus ventas en distribución eléctrica a Europa occidental y la producción hidroeléctrica en España ha caído también en un alto porcentaje. 

En esta línea, como informó la agencia Reuters la semana pasada, los contratos de futuros de la electricidad alcanzaron máximos históricos en Francia y Alemania, debido a la coincidencia de la brusca afectación en el suministro con el alto consumo energético derivado de la última ola de calor. 

Uno de los países más afectados por la sequía, con gran relevancia geopolítica, es la República Popular de China, una de las principales potencias económicas mundiales con cada vez más peso en el comercio y la economía global. La sequía ha afectado a 66 ríos en 34 zonas de la región de Chongqing (suroeste), lo que preocupa de cara al abastecimiento de mercancías entre las provincias, según informó la televisión estatal. 

Las altas temperaturas en el gigante asiático han provocado la sequía de ríos como el Yangtsé, el más largo del país asiático y el tercero en longitud de todo el mundo, solamente superado por el río Amazonas en América y el río Nilo en África. La delicada situación de este podría generar un colapso económico mundial agravando, por ejemplo, la crisis de escasez de suministros. 

El río Yangtsé genera recursos para la tercera parte de la población china y es muy importante para la economía global y la cadena de suministros. Ante esto, la ola de calor y la sequía que azotan a China, provocadas por el cambio climático (teniendo en cuenta además que China es uno de los países más contaminantes del mundo), podría crear una crisis todavía mayor de desabastecimiento internacional. 

El lago Poyang ha visto reducida una cuarta parte su tamaño actualmente, algo para tener en cuenta debido a que es una de las cuencas de inundación más importantes del río Yangtsé, según informó la agencia de noticias Xinhua citada por el medio Al-Arab.

Este gran río atraviesa China para desembocar en el Mar de China Oriental, y su agotamiento significa que el país más grande en términos de población está amenazado de hambre, lo que creará una demanda de alimentos sin precedentes en el mundo teniendo en cuenta que la población de China supera los 1.400 millones de habitantes. 

La ola de calor en China dura ya más de dos meses, con récord de temperaturas altas en regiones muy importantes como Shanghái o Sichuan, y es la más larga de las registradas desde hace más de seis décadas, según datos del Centro Nacional del Clima, citado por el medio La Razón. 

La crisis del agua golpea a China y varias provincias han sufrido apagones eléctricos mientras que una gran cantidad de empresas han visto afectada su producción. Los cortes de electricidad muestran los problemas energéticos que enfrenta la nación debido a la sequía y el calor extremo, que han llevado a que se produzca una mayor demanda de energía afectando también a los niveles de agua del río Yangtsé, del que dependen energéticamente varias regiones del país.

La respectiva vía fluvial cubre diecinueve provincias del gigante asiático y proporciona agua a unos 600 millones de personas. La cuenca del Yangtsé supone el 45% de la producción económica del país y su escasez de agua significa el colapso de las regiones aledañas. 

Por ejemplo, en Sichuan, donde más del 80% de la energía se obtiene a través de las represas hidroeléctricas, grandes compañías sufren por los apagones; como es el caso de Volkswagen, fabricante alemán de automóviles, que cerró su compañía en Chengdu por “retrasos ligeros que esperan recuperar en un futuro próximo”, como señaló el medio La Razón. 

En esta línea también, la actividad de la industria manufacturera de China volvió a caer en agosto ante los cortes de energía que significaron el cierre temporal de fábricas en algunas partes del país, según el índice gerente de compras (PMI) publicado por el diario privado Caixin.

Este indicador, elaborado por la compañía británica de información económica IHS Markit y que muchos inversores internacionales toman como referencia, cayó desde los 50,4 puntos de julio a los 49,5 en agosto.

Wang Zhe, economista de Caixin, relacionó los problemas energéticos a una "prolongada ola de calor", como informó la agencia EFE. 

El cambio climático azota al mundo entero y puede seguir repercutiendo en el mercado de alimentos ante el alza de los precios de las materias primas a nivel mundial. Tanto los países exportadores como importadores de alimentos se pueden ver en una situación muy comprometida. 

La sequía de los ríos y el cambio climático amenazan directamente los cultivos agrícolas, parte de los cuales se destinan a la exportación a diversos países, entre ellos se pueden ver muy afectados varias naciones árabes o de África, más dependientes del mercado exterior para obtener alimentos ante sus déficits productivos en este sentido debido a las condiciones climáticas que siempre han dificultado el cultivo en estas zonas. 

El cambio climático puede suponer el aumento de los precios de productos básicos lo que puede provocar la subida exponencial del coste de la importación de alimentos, y es posible que algunos países no puedan importar cantidades suficientes y que no encuentren en el mercado qué comprar, incluso si tienen suficiente liquidez.

La guerra en Ucrania incide seriamente en el suministro mundial de alimentos y, en particular, en los precios de los cereales, lo que complica la situación alimentaria de los países árabes que importan la mayoría de los cereales de Rusia, Ucrania, Francia y Estados Unidos.

Una de las vías fluviales afectadas es el río Rin, como se ha referido antes. El río Rin atraviesa cinco países europeos desde los Alpes en Suiza hasta los Países Bajos, pasando por Alemania, Liechtenstein y Francia. Su actual situación puede golpear económicamente a Europa. 

También, el río Loira en Francia, el más largo del país, ha visto cómo su nivel ha caído drásticamente después de que todos sus afluentes se hayan secado, afectando a la agricultura, el turismo y la pesca, y también a la producción de electricidad a través de cuatro centrales nucleares que utilizan sus aguas para refrigeración.

El río Po, que atraviesa el norte de Italia a lo largo de más de 650 kilómetros, en áreas que producen la mayor parte de los cultivos del país, también se enfrenta a una fuerte caída en el nivel del agua, lo que ha afectado el riego de cultivos y el agua potable. El mayor río del país ha caído a su nivel más bajo en 70 años, lo que afecta en gran parte a la producción agrícola nacional. 

El Danubio se suma a esta lista, algo muy importante teniendo en cuenta que es el segundo río más caudaloso de Europa tras el Volga y que cruza o bordea 10 países europeos. El Danubio, la vía fluvial más larga de Europa occidental, está siendo dragado día y noche por las autoridades de Bulgaria, Rumanía y Serbia en el intento de mejorar la situación de la navegación para favorecer el tránsito de buques cargueros. 

Pero la crisis de la sequía fluvial no se limitó a Europa, el río Colorado en Estados Unidos, que abastece de agua a los estados del Oeste americano y desemboca en México, también padece una fuerte bajada del caudal de agua. 

Europa y Norteamérica exportan alimentos al mundo y se ven amenazadas por la caída del rendimiento agrícola la cual está potenciada por la actual sequía, algo que repercute muy negativamente en la situación de países que necesitan importar esos alimentos producidos allí; como es el caso de países árabes, que importan trigo y cereales de estas áreas en mayor o menor medida.

Esto afecta sobre todo a las naciones más frágiles, que sufren crisis económicas y guerras, o que no tienen grandes recursos como el petróleo y el gas para afrontar los altos precios en la adquisición de alimentos. Somalia y Yemen son los países árabes más afectados por la crisis alimentaria, según un informe de la Organización Mundial de la Alimentación. Estas naciones padecen una terrible situación, junto a otros como Sudán y Siria, inmersos también en conflictos internos que provocan el hecho de que necesiten asistencia internacional ante las penurias que viven sus poblaciones. 

Se anhela ya la llegada de la temporada de lluvias con el otoño y el invierno para que se produzca un aumento significativo del nivel del agua de los ríos, lo que favorecería la vuelta a la normalidad de la navegación fluvial, la recuperación del sector hidroeléctrico muy importante para la generación de energía y la mejora de la situación de los cultivos y la producción agrícola, vital para muchos países, sobre todos los más amenazados por las crisis alimentarias.

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